Esta historia empieza con una simple conversación de lo más entretenida. Y fue, en unos de los momentos de más inspiración y delirio, de aquella simple conversación, que surgió inesperadamente esta historia.
- Imagínate la situación- le dije.
- Un callejón oscuro de Nueva York, de esos que sale humo del suelo… de esos tenebrosos en que piensas que todo te está observando…
- Wooo, ¡una peli de acción! – me interrumpió mi amiga.
- Y está él, A***, en todo su esplendor, más guapo que nunca, deslumbrando con aquellos ojos azules que tanto me gustan, andando solitariamente por ese callejón oscuro.
- ¿Vestido a lo pescador?
- No necesariamente, más que nada porque estaba en todo su esplendor… - respondí al importuno comentario de mi amiga.
- Y ELLA, desde un piso de un pequeño y mugriento edificio, le mira fijamente desde un potente telescopio, soñando despierta en cómo sería su historia de amor con aquél transeúnte de la mirada penetrante.
Se decide y sale corriendo a la busca de su gran amor, y él, al no esperarse una persona corriendo hacia donde se encontraba, corrió en dirección opuesta, comenzando así una persecución peliculera.
- ¡Me va gustando esta historia! – interrumpió mi oyente por enésima vez.
- Pero A*** se da cuenta de que, quien corre tras él es su gran amor. Y se para. Ella sigue corriendo hasta alcanzarlo, y los dos cuerpos se funden en un cálido y amoroso abrazo. Hasta dejarles sin respiración.
Y bueno, de ésta bonita historia de amor nacieron seis preciosos y rollizos retoños, tres niñitas preciosas y tres niñitos preciosos también, llamados Griselda, Gabriela, Luz, Didac, Alberto e Ignasi.
Y como se suele decir, fueron felices y comieron perdices.
Y aquí finaliza esta historia, una historia de amor con un final esperado y feliz.
- ¡Qué historia más bonita! – me animó mi amiga, - la podrías colgar en tu blog…
- ¿Tú crees? Lo haré, pero habrá que dar constancia de que es una historia realmente inventada, sin tener ningún precedente en cuenta, y sobretodo, es una historia creada en un momento de delirio con la cual nos reímos demasié.